jueves, 29 de abril de 2010
Las grabaciones en vídeo de OS-Repositorios, en la web
De esta manera, la organización de las jornadas pone a disposición de todos los interesados los contenidos de lo que allí se dijo y se debatió, tanto en pdf como en vídeo.
Las barreras en el acceso abierto
En su entretenida e interesantísima comunicación, explicó las reglas del juego económico. El modelo económico de suscripción conocido como “bid deal”, de compra consorciada, aparentemente permite a las bibliotecas adquirir muchas publicaciones a un mejor precio, además que les permite negociar con los editores unas mejores condiciones de compra. Pero las obliga a pagar por algo que no saben si será lo suficientemente bueno como para utilizarlo, sin olvidar de que están financiando a la editorial al pagar por adelantado, los editores dejan de correr riesgos, trabajan sobre seguro. El OA ha abierto nuevos modelos económicos, y algunos de ellos preocupan al ponente, específicamente el del “Author pays”, en donde si la biblioteca deja de pagar, continúa pagando la institución (el autor no suele pagar de su bolsillo), es decir, se continúa financiando a la editorial. Y si el artículo es rechazado, lo que ya se ha pagado, ¡se pierde! Considera que el OA es una buena alternativa para las publicaciones nuevas que quieran darse a conocer como PLoS. Esto por un lado. Por el otro están los repositorios que no son precisamente baratos de crear o mantener, especialmente cuando se ha de convencer a los autores para que depositen en ellos, como the Depot. Menciona uno de los argumentos esgrimidos por los editores: muchas publicaciones en OA no son de calidad (una vez una publicación en OA quizo reclutarle como editor a cambio de publicarle “cualquier” artículo suyo sin revisión por pares y sin coste alguno)… y es así como se llega a la raíz del problema ¿qué se está pagando?
Héroes del acceso abierto
Melibea es un directorio y un validador de políticas de acceso abierto. Como directorio de políticas de acceso abierto busca las políticas institucionales y analiza los términos en ellas expresados. Como validador, calcula el porcentaje de OA de la política institucional. La institución que obtiene, de momento, la más alta nota es el National Institute of Health (NIH).
A diferencia de Sherpa-Juliet y Roarmap, Melibea diferencia entre universidades, entidades financiadoras de proyectos, centros de investigación e instituciones gubernamentales. Este validador localiza las políticas de OA y les aplica 24 preguntas, cuyas respuestas y variables tienen un peso específico, con el que se calcula el porcentaje validado de acceso abierto.
Melibea sólo tiene en cuenta las políticas documentadas, expresadas por escrito, y diferencia si es una recomendación o un requisito (obligación), dándoles un valor diferente. La ponente explicó que al comparar diferentes políticas, se ha encontrado que los modelos de redactado son diversos (sugiere unificar criterios, como los finlandeses), y que aunque la intención de las instituciones es buena, en el momento de plasmarlo al papel no se reproduce.
En el “Análisis de la frecuencia de carga en grandes repositorios centrales y repositorios institucionales”, comunicación presentada por Luis-Millán González, Fernanda Peset, Antonia Ferrer y Rafael Aleixandre (UPV-UV), se utiliza una herramienta similar a Melibea, ROAR. Esta comunicación presenta los resultados obtenidos del análisis estadístico de 50 repositorios, comparando los datos del 2008 con los del 2009, para saber la frecuencia de carga de los mismos. A los autores del estudio les llama la atención que la frecuencia de carga sea de cada 50 días, que no sea algo continuo, y que afecta a los usuarios en cuanto a que han de refrescar sus búsquedas cada 2 meses.
Otra comunicación en la que también se utilizan herramientas equivalentes a Melibea, es la que presentó Pablo de Castro (CSIC), “¿Son nuestros repositorios lo suficientemente sólidos como para asumir mandatos institucionales?”. El ponente explica que en el panorama internacional de políticas de acceso abierto, no hay estudios sobre los equipos que gestionan los repositorios. De ahí la duda de si los repositorios serán capaces de asumir estos mandatos. Entre los equipos encuestados (15 repositorios consolidados en España) se obtienen datos interesantes como que el personal informático es escaso, los equipos que gestionan están formados de media entre 5 y 6 personas, y que la mayoría tiende a la automatización de los procesos en el repositorio. Preocupa que la percepción general sea que no es necesario un equipo sólido para la creación y mantenimiento de un repositorio, y como bien apunta el ponente, con la aplicación de los mandatos institucionales, la carga de los repositorios aumentará. ¿Qué pasará si los recursos humanos y tecnológicos de los repositorios institucionales quedan insuficientes? Superman no vendrá en nuestro auxilio.
Grelda Ortiz
martes, 6 de abril de 2010
Distintas miradas al acceso abierto
Inició el diálogo el investigador y doctor en biología Roderic Guigó Serra, quien aporta la visión del usuario del OA. Es más, destacó que en la investigación bioinformática, todo está en acceso abierto, desde el software (vinculado al sistema operativo UNIX y herramientas GNU desde sus inicios, ahora con fundación propia) hasta los datos del proyecto genoma humano. Todo está en dominio público, tanto los artículos más citados en bioinformática (según datos de la Web of Science), como el programa para visualizar el genoma y generar su mapa (el gff2ps). ¿Y porqué? En 1996 la comunidad científica bioinformática (¿a qué esperan el resto?) adopta los acuerdos de Bermuda, en donde se estipula que en menos de 24 horas, se han de hacer públicos los datos del proyecto para que toda la comunidad científica tenga acceso a ellos. Así, los laboratorios que participaron en el proyecto del genoma humano depositaron en repositorios OA (GenBank por ejemplo) los datos antes de que pudiesen publicar ningún resultado. Fin del monopolio de datos, fin de las restricciones. Los proyectos Encode y Personal Genome son una llamada de atención para hacer comprender a la comunidad que el acceso a la información es mejor que la privacidad de la información. Con los datos del genoma de un individuo no se consigue nada, con los datos de centenares de millones de personas se puede avanzar en el conocimiento.
Continuó la discusión Frans Lettenstorm, de la editorial Springer, quien hizo un breve repaso de la publicación de revistas científicas desde sus inicios hasta la actualidad. Mencionó los cambios que se producían en “el pasado” de la edición científica comercial: se pasaba del papel al soporte digital, de suscripción al pago de licencias, de compra individual a la consorciada. Esto está nuevamente cambiando, ya no se quiere sólo el acceso al archivo pdf de texto, sino al documento multimedia, ya no satisface echarle un vistazo al artículo sino de poder buscar a texto completo en todos los artículos.
Interesante fue la metáfora que utilizó para describir la situación de cambio actual en el ámbito editorial: Internet es el meteorito que hará desaparecer de la faz de la tierra a las publicaciones en serie científicas en papel. Sólo sobrevivirán las publicaciones científicas electrónicas que no estén desadaptadas. De ahí que Springer participe en proyectos OA, para aprender y sobrevivir, y no quedar mal adaptada.
El editor de la revista de análisis matemático Collectanea Matermatica, Joaquim Ortega (UB), enriqueció la discusión aportando el punto de vista de una editorial pequeña de una revista acedémica especializada. Trabajan en un nicho reducido de mercado , retienen los derechos de autor de sus articulistas, si bien les animan a que depositen sus artículos en los repositorios institucionales en OA (con un embargo de 5 años). No saben cuánto cuesta publicar un artículo, ya que tienen costes ocultos, como por ejemplo las horas de trabajo del personal de la academia que no se contabiliza. Además, considera un mito de que los investigadores pidan publicar en OA, ya que sus autores no exigen modelos de copyright (los autores no se fijan en si una revista es OA o de pago, ellos miran el impacto y el prestigio). Ortega está convencido de que la difusión del conocimiento ya no se realiza solamente a través de artículos de revistas, sino también en presentaciones de congresos y en bases de datos. Las publicaciones académicas se están concentrando en grupos comerciales, que les permiten tener una mayor visibilidad de la que puedan obtener en la universidad. De ahí que, lo único que le queda a la revista es el control de calidad a través de la revisión por pares, y mantener en alto el prestigio que otorga publicar en esa revista. Él cree que las revistas que sobrevivirán son las que hagan énfasis en el control de la calidad, y no cree que el acceso abierto influya o favorezca a la publicación científica.
Finalmente, Dídac Martínez aportó la visión de un bibliotecario optimista. Listó los recursos en OA con que cuenta la UPC, entre ellos el CanalUPC.tv (el cual no impide tener el canal de la UPC en Youtube). La política institucional de la UPC es de acceso abierto. Ahora los profesores han de depositar en repositorios institucionales de la UPC, a los cuales se puede acceder desde UPCommons. La biblioteca elabora informes utilizando estos datos, tienen un observatorio de la producción científica, que hacen estudios del posicionamiento de los profesores de la UPC en el mundo, por ejemplo. Lo que la biblioteca ha aprendido en el camino es que pueden hacer realidad la filosofía del acceso abierto. Sus proyectos de mejora, de aprovechar las tic para reorientar los contenidos, de incorporar los proyectos OA dentro de los proyectos de comunicación de la universidad, de conectar con los autores para darles más visibilidad o de gestionar, recuperar y preservar el conocimiento de la UPC, han conseguido prestigio e importancia, y la confianza del sector político de la universidad. Martínez asevera que las tecnologías de internet están para quedarse, y frente a este hecho, aconseja seguir 10 objetivos:
Primero, evaluar los repositorios junto a los autores para poder diseñarlos de acuerdo con las necesidades de los usuarios. Segundo, mejorar el posicionamiento de los repositorios en los rankings internacionales, para ganar visibilidad de la universidad y de los autores. Tercero, no hacerlo todo igual, se ha de personalizar los repositorios (informes a medida), y se ha de otorgar valor añadido a los servicios (información a los profesores sobre derechos de autor). Cuarto, que los repositorios sean más abiertos, no sólo los artículos resultado de la investigación, sino también los datos investigados. Quinto, construir repositorios interoperables. Sexto, que por defecto los artículos que se publiquen en revistas científicas comerciales se depositen en repositorios institucionales (¿recuerdan a Suber cuando comentó lo de la negociación con la editorial para conseguir la exención para los repositorios institucionales?). Séptimo, crear repositorios de docencia (aumentan los alumnos que toman apuntes en pc). Octavo, abrir los repositorios a las herramientas 2.0, conectarlos a las redes sociales y enriquecerlos con las aportaciones de los usuarios (Margaix ya comentó las ventajas de incluir estas herramientas sociales en los repositorios). Noveno, la innovadora idea de unir fuerzas con el equipo editorial de la universidad y publicar digitalmente en OA, que los recursos económicos se queden con el investigador. Y por último, innovar, en conjunto, la unión hace la fuerza.
Las preguntas no se quedaron cortas. De entre todas rescatamos la más controvertida, la de la calidad. El confundir la calidad con la popularidad. O el de citar un artículo porque es malo, ergo este artículo no es de calidad. O que el editor no te publicará el artículo (de calidad) porque políticamente es contrario al rector de mi universidad. O que los artículos más citados de Einstein no son los más citados en ISI. O el mal negocio montado: la universidad paga la investigación, el investigador regala artículo para conseguir prestigio, y la universidad vuelve a pagar para tener acceso al artículo a través de la biblioteca.
El conocimiento científico avanza en red, sus agentes no tanto.
Grelda Ortiz
lunes, 29 de marzo de 2010
OA Coffee hour
Una de ellas es el proyecto de marcadores sociales OA Tracking, en donde se recopilan las etiquetas que utilizan los usuarios en las herramientas sociales para describir desarrollos de proyectos en acceso abierto. También se recordaron “viejos tiempos”, se rememoró la firma de la declaración de Budapest, de la cual se cumplieron 8 años el 14 de febrero pasado. Suber fue uno de los que participaron en el comité y explicó que lo recordaba como si fuera “una exploración” que llevó a la Open Society a realizar una declaración de principios en donde aparece por primera vez el término “open access”, se le define como tal, y se describen las rutas verde y dorada.
jueves, 25 de marzo de 2010
Las presentaciones, en la web
La voz de los profesores
Sin ir más lejos, no tenía conocimiento de proyectos como COPLA, RUA o del OpenCourseWare (OCW) de la Universidad de Alicante hasta que asumió su cargo de Director del Servicio de Información Bibliográfica y Documental de la UA. Explicó que para la UA no se trata sólo de ofrecer el acceso abierto a la producción científica, sino también material docente. Además manifestó que el posicionamiento del repositorio en el mundo va mejorando con el tiempo, fruto de sus ayudas específicas (desde el Vicerrectorado se establece que es obligatorio que se publique en repositorio para recibir ayuda), de premiar a los profesores que autoarchivaban y que publicaban su material para la docencia en OCW. También se impuso la obligatoriedad de depositar sus artículos en el repositorio a las revistas de la universidad para que puedan recibir financiación. Explicó la creación de la unidad FragUA, espacio destinado a facilitar la creación de material audiovisual para profesores, la promoción del multilingüísmo (valenciano, castellano, inglés) para preservar la multiculturalidad en proyectos internacionales, así como de medir el éxito de un repositorio a partir de la reutilización de los datos depositados, de la obra generada a partir de los documentos contenidos en los repositorios.
Lo interesante de esta comunicación fue la propuesta de la obligación moral que tienen los profesores de autoarchivar. Así como tienen la obligación de publicar y de asistir a congresos, que también la tengan de autoarchivar. Se trata de hacer llegar a los profesores el beneficio del cambio y las desventajas de no cambiar.
Grelda Ortiz